Lecciones de la tragedia de Columbia


Los problemas técnicos que provocaron la tragedia del transbordador estadounidense Columbia se habían presentado anteriormente, al menos en siete ocasiones de despegue, poniendo en peligro la vida de los astronautas. Fue por puro milagro que no hubiera víctimas mortales antes, porque esos fallos jamás fueron tratados con la debida diligencia.

La revista Journal of Managementpublicó este dato en su artículo dedicado al onceno aniversario del accidente de Columbia, acaecido el 1 de febrero de 2003. Cabe recordar que la nave se desintegró al reingresar en la atmósfera terrestre y que todos sus siete tripulantes murieron.

La comisión investigadora del caso estableció que un pedazo de aislante térmico arrancado por el chorro acelerado del tanque de combustible, golpeó el ala del transbordador, durante el despegue, a una velocidad de cuatro kilómetros por segundo, causándole un daño irreparable. Cuando, en el descenso, la nave reingresó en la atmósfera terrestre, en el área dañada se abrió un orificio, por el cual los gases calientes penetraron en el interior del aparato causando su despresurización y posterior desintegración.

La revista señala que el accidente se debió a los problemas de seguridad que se descuidaron ante dos prioridades mucho más importantes: la reducción de gastos y la eficacia del programa de vuelos. Las irregularidades técnicas registradas antes del accidente fueron catalogadas como insignificantes. Solo después de la tragedia, fueron revisadas con la debida atención, puesto que la seguridad del vuelo pasó a ser una de las tareas de primer orden. El académico de la Academia de Cosmonáutica Tsiolkovski, Alexánder Zhelezniakov, explica:

–Prácticamente desde el primer vuelo del transbordador en 1981 se sabía que fragmentos de aislante térmico golpeaban las alas en el despegue, pero nadie imaginaba que eso era tan peligroso antes de la perdición de Columbia. Se creía que la nave era lo suficientemente robusta y capaz de soportar estos golpes.

Nadie pretendía ocultar esos hechos. Se trata, más bien, de un error de cálculo. El miembro correspondiente de la Academia de Cosmonáutica, Andréi Ionin, indica:

–No es una falta de atención, sino más bien la errónea convicción de que estos problemas no podían tener consecuencias tan graves. Sinceramente no se daban cuenta de que eso era posible. Pero después de las tragedias siempre se toman medidas y se hacen los estudios pertinentes.

En la historia de la astronáutica rusa también hubo casos trágicos. En 1967, no se abrió completamente el paracaídas de la nave Soyuz. Su tripulante Vladímir Komarov murió en el accidente. En 1971, en el descenso se despresurizó la nave Soyuz-11. La tripulación murió, precisa nuestro experto Alexánder Zhelezniakov.

–Desde aquel entonces, la seguridad del vuelo se ha priorizado siempre en Rusia. No tenemos accidentes desde 1971. Después de la tragedia de Columbia no timamos medidas adicionales, porque Soyuz y Columbia son dos naves absolutamente diferentes.

En EEUU, hubo otros dos accidentes, aparte del Columbia. En 1967, un incendio en la rampa de lanzamiento causó muerte a tres tripulantes de la nave Apolo-1. Entonces, se inventó un sistema de eyección de emergencia de la cabina de pilotos. El 28 de enero de 1986 se estrelló el transbordador Challenger con siete astronautas. Todos murieron a raíz de la colisión de la cabina con agua. El resto de los transbordadores fue dotado de una escotilla eyectable, para que la tripulación pudiera abandonar la cabina en trajes de altura, con paracaídas.

El espacio es un medio ajeno al ser humano. El primer astronauta Yuri Gagarin arriesgó su vida al volar al espacio. La tripulación de Apolo, que fue la primera en pisar la superficie lunar, tenía el 50 % de probabilidad de no volver a la Tierra. Obviamente, será también peligrosa la misión planeada hacia Marte. Sin riesgo no se puede explorar el espacio. Es cuestión de diseñadores minimizar el peligro mejorando la fiabilidad de las naves y aprovechando las experiencias de las tragedias anteriores. Estas experiencias son realmente inapreciables, porque se han pagado con vidas humanas.

http://spanish.ruvr.ru/2014_02_05/espacio-vuelos-tragedia-transbordador-Columbia-seguridad/

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